domingo, 29 de noviembre de 2009

Se que es ella.

Aquella noche sentí el amor por primera vez. Su mirada se fijó en mi.
Se acercó, me susurró al oído. Me prometía el sol y la luna.
Yo me dejé llevar. Me agarró de la cintura.
Dudé por unos instantes de si aquello era lo correcto.
Al final mi corazón pudo más que la razón.
Y sucedió lo imposible...
Tenía a esa mujer cogiéndome por la cintura, ya no podía aguantar más y rocé sus labios.
Me lanzó sobre la cama y siguió besándome, sinceramente yo perdí la cuenta de las veces que había deseado ese momento.
Sentí su dedo recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Su cuerpo sobre el mio.
Nuestras respiraciones se agitaban cada vez más y de dos hicimos una.
Ella se quedó dormida. Yo ni pude conciliar el sueño, la tenía a mi lado!
La tapé para que no tuviese frío, en ese instante abrió los ojos y dijo:
Puede que todo esto sea una locura, pero nunca pensé que pudiera llegar a ser tan bonita.
Fue en ese preciso momento cuando supe que mi corazón ya le pertenecía.
Me abrazó y siguió durmiendo. Unos minutos después me dormí yo.
Ya era de día, los rayos de luz se posaban en mi cara y desperté.
Creía que todo había sido un sueño, pero me giré y allí estaba.
Dormidita, abrazándome...
No quise despertarla y me limite a verla dormir durante un largo rato.
Sonó el despertador, teníamos que irnos y ella me dijo: no quiero que te vayas, quédate un rato más y abrázame. Hice caso a sus peticiones y la abracé como nunca antes había abrazado a nadie.
Ella me miró y sonrió. A mi, se me escapó un te quiero.


1 comentario:

  1. ooooooooh q tierno...y una vez mas no tengo ni idea de q decir cuando leo estas cosas, no me inspiro, es mas, no se ni pa q comento, será fidelidad jaja

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